Y en la paridad, ¿quién tiene el poder?
Por Persida Villa, Sandra Morales y Gisela Jiménez

Paridad. Ilustración: José A. García
¿Qué es la igualdad de género? La igualdad es un principio complejo, estipulado para oponerse a las desigualdades, que busca eliminarlas o reducirlas, y cuyo objetivo es que tanto hombres y mujeres gocen de las mismas condiciones y oportunidades, sin importar su sexo ni identidad.
En los anteriores términos se expresó la doctora Gloria Ramírez Hernández, coordinadora de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM, al dictar, el 27 de octubre, la conferencia magistral del Coloquio: Y en la paridad, ¿Quién tiene el poder? Participación y presencia de las mujeres en los espacios de decisión política y administrativa.
La académica subrayó la necesidad de seguir luchando por la igualdad entre varones y mujeres, además de continuar con todas las iniciativas posibles para participar con completa libertad en los distintos ámbitos sociales, incluyendo los puestos directivos en la propia UNAM.

Dra. Gloria Ramírez Hernández. Foto: José A. García
Destacó que “no hay que olvidar que las mujeres accedimos apenas en el siglo XX al derecho de la ciudadanía, a ser ciudadanas plenas”, y añadió que gracias al trabajo de grupos feministas, ellas han logrado visibilizarse y abrirse paso en un sistema patriarcal.
La especialista también habló del término “equidad”. Aclaró que la implementación de esta premisa forma parte una estrategia que busca no comprometer la aplicación de la igualdad. Es decir, “el concepto de equidad es un principio ético-normativo, asociado a la idea de justicia, mediante la cual se trata de cubrir las necesidades e intereses de personas que son diferentes, lo que permitiría trato diferente para cada género, dependiendo de sus necesidades”.
Reconoció que con el movimiento de equidad no se han logrado los beneficios esperados, pues el gobierno se vale de toda clase de excusas para no cumplirlos.
Por otro lado, y en contraparte, explicó que “la igualdad es un derecho humano y por lo tanto una obligación legal a la que no se pueden sustraer los Estados”.
Otro concepto de suma importancia, detalló, es el de “paridad de género”, mismo que intenta combatir la discriminación histórica y estructural que ha mantenido al margen a las mujeres de los espacios públicos de deliberación y toma de decisiones. Precisó que ésta “es una nueva concepción del sistema democrático” que, aunque no busca remplazar a la democracia representativa, tiene como fin enriquecerla.
Asimismo, la docente reflexionó sobre los problemas que muchas mujeres han tenido en el ejercicio del poder, ya sea por una exigencia para demostrar su competencia para el puesto, cuando a los hombres no se les pasa por ese filtro, y hasta se les tacha de brujas, en claros actos de violencia política de género. Así, recordó el caso de Ruperta Nicolás Hilario, candidata de Movimiento Ciudadano para presidenta municipal en Iliatenco, Guerrero, donde, durante la campaña política se colocaron mantas con las frases: “fuera Ruperta” y “ninguna mujer al poder”.
Para finalizar la primera sesión del coloquio, se planteó una crítica al sistema directivo de las universidades, incluyendo el de la UNAM, donde se reconoció la necesidad de la presencia de mujeres rectoras al frente.
Paridad de género en la vida política mexicana

Senadora Kenia López Rabadán. Foto: José A. García
Durante su participación en este foro, la Senadora Kenia López Rabadán reseñó el avance de la participación femenina, en lo que denominó el “poder trifurcado”, que contempla al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial mexicanos.
De acuerdo con la expositora, desde la organización del primer Congreso Feminista en Yucatán, en 1916, ha habido un avance significativo de la participación femenil en la vida política mexicana hasta nuestros días.
Puntualizó que en México, gracias a la reforma de paridad legislativa, implementada en 2014, la participación de ellas en la política aumentó, ya que en el ejercicio 2021-2024 tenemos 250 diputadas y 63 senadoras, representando el 50 y 49% de participación femenina respectivamente, así como mujeres gobernando en seis estados en el presente año, quienes requieren hacer un excelente trabajo para que en el futuro la población se incline a su favor.
Sin embargo, dijo, estos datos no son suficientes, en comparación con otros países como Nueva Zelanda o Alemania, donde las decisiones de Estado se han llevado a cabo por mujeres, al mando de los gobiernos.
También apuntó que en términos locales, las 11 mujeres que conforman el gabinete presidencial significan el 36.84% del mismo, siendo menor al indicado por la paridad legislativa.
“Entonces podemos preguntarnos, ¿Qué falta en México para lograr la paridad política? Es necesario primero deconstruir los lazos patriarcales en la participación política, dar más peso a la capacidad de la persona en el puesto, en lugar del género, y reflexionar si tener el cargo es sinónimo de tener el poder, o las mujeres, a pesar de estar en un cargo, están sujetas a la toma de decisiones de los hombres en el ámbito político”, cuestionó la senadora.
La paridad no sólo significa tener mujeres en el poder, sino que ésta implique mejores políticas públicas, servicios, representación, diálogo, calidad de vida y economía para los mexicanos; no es suficiente tener la representación del 50%, sino asegurarse que en verdad haya un espacio para dar voz y voto a las mujeres, finalizó la congresista.