Universalidad, integración y que “nadie se quede atrás”

Foto: Alternos
Por José A. García
Al referirse a la colaboración internacional para el desarrollo, y en específico a la llamada “cooperación descentralizada” en El Salvador, la licenciada Yaqueline Rodas, de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de ese país, sostuvo que el motor de ésta es la autonomía económica, técnica y administrativa de los municipios de la nación centroamericana.
Indicó que con la creación del Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo se han logrado avances, pues con la instauración de la Dirección de Cooperación Descentralizada se fortaleció el diálogo entre los gobiernos locales, las asociaciones de municipios, ONGs, empresas privadas y asociaciones humanitarias, lo que ha conducido a un trabajo ordenado, sistemático y estratégico.

Licenciada Yaqueline Rodas. Foto: Carlos S. López
La expositora precisó que las claves de la labor en dicha Dirección son el apoyo y acompañamiento de los procesos de cooperación que antes eran impulsados por los gobiernos locales; la unión de proyectos e iniciativas a favor de la cooperación en los territorios; registrar y sistematizar la información sobre el tema en el país, y posicionarlo a nivel nacional, regional e internacional.
Asimismo, en el marco del conversatorio: Presente y perspectivas de la Cooperación Internacional para el Desarrollo: Una mirada desde El Salvador, realizada el 5 de octubre, la licenciada en Relaciones Internacionales, Jaqueline Melgar Cardoza, especialista en cooperación, comentó que el periodo entre 2009 y 2018 fue de cambio para su país y el mundo, y ejemplo de ello es lo estipulado en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, aprobada en 2015 por Naciones Unidas, y el Acuerdo de París.

Licenciada Jaqueline Melgar. Foto: Carlos S. López
En cuanto a su país, de acuerdo con una investigación y análisis por parte del nuevo gobierno, verificaron la inexistencia de mecanismos de coordinación para la participación de la sociedad civil, la academia y otras modalidades de cooperación que se gestaban, precisamente como la descentralizada.
Puntualizó que no había transparencia, por lo que establecieron mecanismos para rendir cuentas a los socios y la sociedad civil, a manera del cooperativismo internacional, elevando el nivel político y cambiando la lógica anterior, de donante-receptor, por la de socios para el desarrollo.
Con esto se comenzó a generar el esquema de cooperación triangular, descentralizada y enlazada a la academia, que tiene que ver con becas, formación, toma de decisiones, relación con organismos internacionales, multilaterales, etcétera.
Luego de explicar cómo han subido los fondos destinados a la estructura social de educación, salud, vivienda y de otro tipo, la maestra Adriana Velásquez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede El Salvador, detalló que aun cuando esta nación está considerada como país de renta media baja, ha registrado una estabilidad gracias a la ayuda de sus socios, aunque reconoció que hay tensiones estructurales del sistema, como la centralización gubernamental de los fondos de cooperación.

Doctor Lisandro Pérez. Foto: Carlos S. López
En su momento el doctor en Desarrollo y Cooperación Internacional, Lisandro Pérez Hernández, habló sobre la experiencia de El Salvador en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, 2015-2019, e informó que ésta tiene tres principios: universalidad, integración y que nadie se quede atrás. De igual modo, mencionó tres pilares fundamentales para acabar con la pobreza extrema: luchar contra la desigualdad, la injusticia y combatir el cambio climático.
Lo anterior, precisó, se basa en tres mecanismos, la Cumbre y el Acuerdo del Clima de París de 2015, la Agenda para el financiamiento para el desarrollo, y Hábitat III para gestión de riesgos.