Mujeres de El Gran Caribe frente a la transición energética
Por Karla Fernández

En el Gran Caribe todavía hay signos de colonialismo. Imagen cortesía de tema.es
El Gran Caribe es una zona clave para la actual transición energética y la consolidación del capitalismo contemporáneo, hechos que al mismo tiempo son causantes de la degradación ambiental y la mala condición de vida de las comunidades locales, principalmente de las mujeres.
Así lo advirtió Paola Monserrat Sánchez, internacionalista de la FCPyS, y ayudante de investigación del doctor John Saxe-Fernández, al participar el 30 de julio en la conferencia, Mujeres frente a la transición energética capitalista: violencia extractivista y defensa de la vida en el Gran Caribe.
La profesora indicó que en esta región aún existe una realidad socioeconómica en la que sobresale el colonialismo, el imperialismo, la patriarcalización, la racialización y la militarización, que han dado lugar a dinámicas sociales violentas, pero también de resistencia, de construcción alternativa y de dignificación de la vida.
En cuanto al terreno socioambiental, dijo la especialista, podemos observar que en el área hay una degradación de ecosistemas, aumento de temperaturas, incremento del nivel del mar y desastres naturales de mayor magnitud, debido a que el capitalismo rebasa los límites energéticos planetarios.
Para la transición energética, siguió la docente, el Gran Caribe es de enorme importancia por su posición territorial, cercanía al mar, sus recursos naturales y comunidades originarias; además, dado que es una ruta estratégica para la refinación y traslado del petróleo, las consecuencias negativas del procesamiento y la quema de combustibles fósiles se presentan con mayor intensidad, y no de manera voluntaria, sino impuesta a través de los procesos imperialistas.
Sumado a lo anterior, la pandemia por el COVID 19 ha empeorado la situación, precisó la docente. Explicó que si bien es cierto que han surgido discursos desarrollistas por parte del Banco Interamericano de Desarrollo, que hablan de una transición energética de manera sostenible, sus propuestas se mantienen dentro de la misma lógica en la que se ha generado la crisis climática y de violencia en el lugar.
Detalló que algunos de los megaproyectos que afectan a la región caribeña y a sus comunidades son las plantas fotovoltaicas en los prados de Honduras, las cuales acaban con la flora y la fauna; el tren maya en Yucatán, que ha generado contaminación, violencia y despojos; el proyecto minero Fénix, en Guatemala, causante de una devastación ambiental y de asesinatos de activistas opositores, así como los de Jamaica, que producen altos niveles de contaminación por las constantes operaciones con gran cantidad de carbón.
Sánchez enfatizó que las comunidades locales han puesto resistencia a todos estos proyectos y han buscado que la transición energética se produzca con justicia social y ambiental, y con respeto a sus derechos; sin embargo, éstos han sido constantemente violados.
En el mismo tenor, expresó que en el Gran Caribe se ha dado una verdadera resistencia por parte de las mujeres ante la transición energética, pues éstas han conformado cooperativas que han traspasado fronteras, una de las cuales y de las más conocidas es la denominada: “Las mujeres solares de Nicaragua”, donde las integrantes han creado sus propias herramientas de captación solar, lo cual les ha permitido mejorar su calidad de vida. Otra es el “Colectivo colibrí”, en el que se construyen agencias para la defensa de los cuerpos-territorio-tierra que habitan, y los convierten en una fuente de energía anticapitalista.

Paola Monserrat , Diana Trevilla y Beatriz Canseco / Fotografía: Carlos S. López.
En su momento, Diana Trevilla, activista y feminista, socióloga por la UNAM, doctora en Desarrollo Sustentable por El Colegio de la Frontera Sur e investigadora y consultora en Friedrich-Ebert-Stiftung, también destacó, desde una perspectiva teórica y práctica, el importante papel que tienen las mujeres como resistencia ante la transición energética.
De acuerdo con Trevilla, es importante que las mujeres se sitúen de manera crítica y trabajen con auto reflexibilidad investigativa, sobre todo porque en la academia persisten posturas que todavía se observan como desafío en la producción de conocimiento, vinculadas a procesos éticos y políticos en los que predominan las relaciones de poder y dominación.
La investigadora aseveró que los feminismos aportan mucho a las indagaciones y apuestan a considerar a las mujeres como sujetas epistémicas y agentes de cambio. De igual modo, sentenció que las mujeres tienen la intención de transformar las condiciones de explotación, violencia y despojo, en relación con la transición energética, por lo que será necesario conocer y analizar las situaciones de violencia y de desplazamiento vividas durante este proceso.