En lo «masculino» y lo «femenino» aún se perpetúan las desigualdades
Por Samantha Varela

Foto: Universidad de Guanajuato
Las tradicionales representaciones sexo-genéricas no sólo influyen en la percepción de roles de género, sino también impactan en la autoidentidad y las expectativas de comportamiento de los individuos. Aún más, la publicidad ha recurrido a estereotipos de género que refuerzan las ideas preconcebidas sobre lo que es «masculino» y «femenino», perpetuando desigualdades y limitando la diversidad de expresiones de género, coincidieron alumnos en el Primer coloquio de estudiantes de la asignatura Género y masculinidades, efectuado en la FCPyS.
En la mesa 1, «Representaciones sexo-genéricas en los medios de comunicación», Laura García, estudiante de Ciencias de la Comunicación, refirió que «las marcas» creen que al seguir perpetuando los estereotipos pueden seguir construyendo y vendiendo el papel de las masculinidades, ya que históricamente han promovido imágenes de hombres fuertes, dominantes y emocionalmente reservados, reforzando la noción de lo hegemónico. Estas representaciones ejercen presión sobre los hombres, quienes deben ajustarse a ideales inalcanzables, afectando su salud mental y emocional.

Alumnos en la Mesa 1, «Representaciones sexo-genéricas en los medios de comunicación». Foto: Paulina Martínez
En su momento, Yordi Mota, alumno de la misma carrera, hizo una reflexión de los estudios de comunicación y género a partir de la industria pornográfica, un potente medio de comunicación que no sólo refleja, sino también moldea las percepciones y comportamientos relacionados con la sexualidad. La pornografía, al ser consumida masivamente, tiene la capacidad de establecer normas y expectativas sobre el sexo, las relaciones de poder y los roles de género. En muchos casos, los contenidos pornográficos perpetúan estereotipos de género dañinos y presentan una visión distorsionada y simplificada de la sexualidad humana. Por ejemplo, las mujeres a menudo son representadas mediante roles pasivos y «objetificados», mientras que los hombres son mostrados como dominantes y agresivos, lo cual refuerza nociones tradicionales de masculinidad y feminidad.
Erika Daniela Coronel, estudiante de Ciencia Política, habló acerca de los marcos de violencia de género e ideología en las telenovelas mexicanas. Explicó que la televisión nacional, especialmente las telenovelas, actúan como un agente de socialización política, utilizando el melodrama para difundir valores colectivos. Estas producciones funcionan como relatos aleccionadores donde las conductas negativas son castigadas y las positivas recompensadas, reflejando el contexto social, político e ideológico de su creación. El éxito de las telenovelas en México y América Latina se debe a su capacidad de movilizar emociones y elementos identitarios; muestran la realidad como una fábula social, donde los personajes son maniquíes, hay respuestas moralistas a problemáticas estructurales y una normalización del castigo.

Estudiantes en la Mesa 2, «Violencias en razón de género en las redes sociales». Foto: Paulina Martínez
En la Mesa 2 de este ciclo, «Violencias en razón de género en las redes sociales. Subculturas y Prácticas», la alumna de Sociología, Kenia Noyola, presentó la ponencia: Masculinidad tóxica: impacto en los hombres jóvenes a través de los discursos en las redes sociales, a través de la cual mostró que la constante exposición a discursos de masculinidad tóxica en las redes sociales puede llevar a problemas de salud mental entre los hombres jóvenes. La imposición de estos ideales puede causar sentimientos de inadecuación, ansiedad y depresión cuando los individuos no logran alcanzar las expectativas irrealistas establecidas por sus pares y figuras influyentes en línea. Este entorno también desalienta la búsqueda de ayuda, ya que admitir vulnerabilidad o necesidad de apoyo puede percibirse como una debilidad. Para contrarrestar estos efectos, es crucial fomentar discursos alternativos en las redes sociales que celebren una gama más amplia y saludable de masculinidades, promoviendo la empatía, la vulnerabilidad y la autenticidad como aspectos igualmente valiosos de la identidad masculina.
Por último, Wendy Palmieri, estudiante de Ciencias de la Comunicación, abordó el estudio de caso de varones que han sufrido violencia de pareja. Los hombres víctimas de abuso en relaciones íntimas enfrentan un doble estigma: por un lado, la negación social de que puedan ser víctimas, y por otro, la presión de adherirse a normas de masculinidad que les dictan ser fuertes y autosuficientes. Esta situación dificulta que muchos hombres denuncien la violencia que sufren, busquen ayuda o hablen abiertamente sobre su experiencia. La falta de visibilidad y reconocimiento de su situación a menudo resulta en una carencia de recursos y servicios adecuados, exacerbando su aislamiento y sufrimiento.
Además, el estudio de estos casos pone de manifiesto la necesidad de ampliar nuestra comprensión y enfoque de la violencia de pareja para incluir todas las experiencias, independientemente del género de la víctima.